La miel de abeja es uno de los productos alimenticios con más usos a lo largo de la historia, desde la cocina en la elaboración de diferentes platos, pasando por la salud en la preparación de diversos tratamientos y hasta en la estética y cuidados de la piel.
Esto se debe a sus propiedades, las cuales aportan grandes beneficios a la salud en general, ya sea mediante su uso externo o mediante su consumo. Hay evidencias de su uso desde el año 6.000 a.C y como aliado para la salud desde 2.500 a.C.
En pleno siglo XXI la miel sigue siendo una gran aliada en la cocina y en la salud. Puedes tener los beneficios miel de abeja con tan solo consumir una cucharadita al día. Si quieres conocer más de este maravilloso producto, continúa leyendo este artículo.
Propiedades de la miel de abeja
Una sola cucharadita de miel de abeja aporta calcio, hierro, magnesio, zinc, fósforo, potasio, cobre y manganeso. También es rica en aminoácidos, ácidos orgánicos y vitaminas como las pertenecientes al complejo B, vitamina C, D y E.
Además de esto, resulta en un potente antibiótico, antiinflamatorio y antioxidante por su contenido en flavonoides y fenólicos, propiedades que la vuelven ideal para tratamientos de la piel, ya sea curativos o estéticos.
Beneficios de la miel de abeja
Su uso es tan variado que es difícil abordarlos todos. Sin embargo, entre sus beneficios más valorados están:
Alivia la tos. Sus propiedades antiinflamatorias, antibióticas y expectorantes ayudan a calmar la tos, la sensación de picor en la garganta, así como los síntomas del resfriado. Por esto es muy común consumirlas cuando se presentan estos cuadros infecciosos.
Combate el estrés oxidativo. Estos síntomas suelen ser tomados como parte del avance de la edad, agotamiento físico normal de las actividades diarias o a malestares generales, sin embargo, su principal causa se debe a la falta de antioxidantes.
Con el consumo regular de miel natural de abeja podrás combatir estos síntomas, retardar el envejecimiento, además de aliviar los malestares y dolores gracias a sus propiedades antiinflamatorias.
Regula el azúcar en la sangre. Pese a sus creencias contrarias por su sabor dulce, la miel es un aliado en este proceso. Esta ayuda en la regulación y fortalecimiento de los órganos y por lo tanto, en su correcto funcionamiento.
Promueve un descanso reparador. Su consumo antes de dormir mantiene los niveles de glucógeno estables, de esta forma el cuerpo no entra en estrés cuando detecta una baja de este. Además, apoya al organismo en el proceso de segregación de melatonina, hormona asociada a la regulación del sueño.
Promueve la cicatrización y previene infecciones. Aplicar una capa de miel sobre una herida acelera el proceso de recuperación, además previene infecciones y disminuye la aparición de queloides.
Remedios a base de miel que puedes tomar en casa
Son diversas las preparaciones que puedes encontrar a base de miel, tanto por sus propiedades curativas como por su sabor, ya que aporta el dulzor necesario para mejorar cualquier té o preparación. Entre estas tenemos:
- Manzanilla con miel de abeja. La manzanilla tiene propiedades relajantes, por lo que resulta ideal su consumo antes de dormir o en momentos de crisis o estrés. Al combinarlas con miel se potencia su efecto.
- Té de jengibre con miel. El jengibre es familia del ginseng, una raíz poderosa conocida mundialmente por sus propiedades curativas. Es un potente antibiótico natural, ideal para combatir infecciones respiratorias, resfriados y tos. Basta con una tasa de agua hervida infusionada con ralladura de jengibre y una cucharada de miel y tendrás un potente remedio casero.
- Vinagre de manzana y miel. Esta combinación es un potente antioxidante, con una cucharada de miel, dos de vinagre de manzana en una taza de agua caliente en ayunas, tendrás la combinación perfecta para eliminar las toxinas de la sangre y limpiar el colon, tu piel y cuerpo lo agradecerán.