Es el mensaje que me transmitió mi hijo en la visita realizada el pasado 1 de mayo. Y yo, con el corazón en un puño, le digo “si los demás son capaces, tú también” y “si en algún momento los has tenido, ahora también” y “yo estaré contigo para lograrlo”. Y, me pregunto, ¿esto es terapéutico? ¡¡¡Pero si él calcula que le faltan unos 80 días “bien” para poder tener un permiso!!!!!
Mi hijo tiene impuesta una “medida terapéutica” desde el Equipo Técnico de Menores, quien lo evaluó. Para su cumplimiento, ordenada por la Jueza de Menores, Menores de la Xunta lo deriva a Monteledo (Centro de Reeducación), argumentando que dispone de un Módulo Terapéutico. Y, hasta aquí, todas las partes estuvimos de acuerdo y mi hijo el que más. “Mamá así estoy más cerca de ti y no te cuesto dinero”, dijo. Sin embargo, es su 6º mes en ese Centro y sigue en el Módulo de Acogida Ordinario, NO Terapéutico. ¿Mis compañeros de Menores me engañaron cuando me dijeron “tranquila, que en nuestros Centros va estar bien” o “qué piensas, los de la privada se forman en nuestros centros”? No creo que me hayan engañado, simplemente desconocían lo que allí dentro ocurría.
De que NO hay Terapéutico en Monteledo informa mi hijo a las pocas semanas, pues procede de varios que lo son, aduciendo que “no tienen terapias”. Sus educadores del propio centro señalaron y siguen diciéndole que debiera estar en un Centro Terapéutico, así como profesionales de Montefiz indicando que el Programa de un Módulo Terapéutico, en un primer momento existió, los niños iban a Montefiz a realizar alguna intervenciones terapéuticas (Grupales, por ejemplo), pero aquello era un “rollo” y decidieron que sería todo en Monteledo, hasta que fue decayendo y ahora todas esas intervenciones terapéuticas NO las reciben, salvo la Individual. Pues esa Individual, en la actualidad, también es escasa, pudiendo transcurrir hasta 15 días sin que vea a su Psicólogo y/o Psiquiatra. Es lo que refleja el titular de este testimonio al afirmar “NO recibo la ayuda que necesito en este Centro”.
Durante los primeros meses de estancia en Monteledo, estuvo sobremedicado. Por lo que ahora sé, es una práctica que se realiza con otros menores, en los Centros de Montealegre. A mi hijo era difícil entenderle, su deambular estaba enlentecido, a las 21 h no podíamos hablar por teléfono con él pues ya estaba dormido, se levantaba a las 9:45 h y hasta podía dormir siesta (dormía alrededor de 14h/día). Llegó a Monteledo el 9 de noviembre muy medicado. Al habla con su psiquiatra, me indica que “podría estar igual de bien, sin tanta medicación”, pero NO se la baja porque NO se comporta bien, que le indican sus educadores. Cómo, si NO recibe el tratamiento indicado de “medidas terapéuticas”. Alguna medicación la va dejando por su cuenta y a finales de enero/24, decide dejarla de golpe y, a apartir de ahí, con su psiquiatra, establece un acuerdo terapéutico de bajada de la medicación. De esto informa el Imelga, a petición de Fiscalía de Menores, hace algo más de un mes. Y, a partir de esta “supervisión”, el psiquiatra dejó de bajar las dosis de los psicofármacos de mi hijo, a pesar de que él se lo solicita, por su conducta. ¿No está sobremedicado? El niño está edematoso (lleva 2 tallas más) y valorando sólo uno de los psicofármacos que toma, cuya pauta máxima diaria sería de 15 gotas, él está tomando el doble.
Dándome cuenta de lo que está ocurriendo, en diciembre pregunto por el Programa de Intervención de mi hijo, que, por teléfono me confirman que existe y que me lo enviarán y aún no lo he recibido. Es la jueza quien me lo hace llegar al solicitárselo en marzo de este año. Está fechado el 24 de enero/24 y viéndolo muy por encima parece un “corta y pega”. Cuando lo analizo más a fondo, observo que está incompleto: faltan Objetivos (que tienen sus Actividades) y Actividades (pues existen sus Objetivos), y NO tiene Cronograma NI Evaluación. Y lo establecido para las Familias NO se realiza. Considerando la importancia que tiene las Familias en la recuperación de la salud de las personas, las Familias aquí SOMO INVISIBLES, NO existimos para decidir lo que deseamos para nuestros menores, NI para recibir información acerca de lo qué hacen o lo que les ocurre en el Centro. El Programa de Intervención dice que utiliza el “Programa educativo y Terapéutico…”, de la Comunidad de Madrid, que tiene 3 partes (Menor, Padres y Familias), de las cuales, al menos 2 no se hacen (Padres y Familias), y yo doy fe de ello. La presencia de las Familias en Monteledo hace referencia única y exclusivamente a las llamadas al/del Menor, a las visitas que le podemos realizar cada semana, a la compra de la ropa que precisa o libros de lectura (por NO estar tutelado) y, desde hace un par de meses, su Psicólogo me llama cada viernes para informarme de cómo va, aunque los dos últimos NO lo hizo, sin notificar que NO se haría la llamada informativa, para la que yo organizo mi trabajo.
Pero ¿cómo es que existe un Módulo Terapéutico en el Centro de Monteledo, si las 12 plazas que supuestamente hay para el mismo NO están presupuestadas en la Convocatoria de Concierto para la atención residencial y la intervención educativa integral y terapéutica en los Centros de Educación de Monteledo (37 plazas) y en el Centro de atención específica de Montefiz (23 plazas), del DOG nº 214, del viernes 10 noviembre 2023 (véase p. 62009). Sin embargo, en este documento, sí que aparece la presencia de las Familias en el proceso educativo y terapéutico, así como las terapias Individuales, Grupales y Familiares, que NO se realizan. El documento habla de “todas la terapias necesarias”.
Suscribo la frase que me dijo un profesional que tiene relación con los Centros de Menores de Montealegre, refiriéndose los menores que allí están, “Esos niños están de la mano de Dios”, porque lo que está ocurriendo con mi hijo, considerando que las instituciones y/o personas responsables pudieran ser las mismas, podría hacerse extensivo al resto.
Así pues, las Familias y las personas allí ingresadas, tenemos Derecho a exigir a la entidad concertada (DIAGRAMA, primero, y GINSO, en la actualidad, a quienes la propia Consellería califica de “entidades privadas sin ánimo de lucro”) y a la Consellería de Política Social y Juventud, de la Xunta, que se ejecuten las medidas, que se cumplan los Objetivos e Intervenciones firmadas, toda vez que la Consellería paga por cada persona “educativa” y “terapéutica” bastante más de lo que cobran en una institución privada terapéutica.
Se está obviando el derecho a la salud, el bien superior del menor, así como el principio de igualdad, porque, aún considerando que cada menor presenta características propias, hay un menor de nuestra Comunidad Autonómica, con un perfil personal, familiar, económico y social similar al de mi hijo, en situación de desamparo, que Menores negó a mi hijo (según la Ley 21/1987, de 11 de noviembre en la situación de “desamparo” se incluyen aquellos casos en los que, existiendo las personas que se hacen cargo del menor, están imposibilitadas para el ejercicio de los deberes de protección. ¿No estaba en desamparo al tener que adoptar una medida que implicaba separar al menor de su núcleo familiar, que era necesaria para su protección efectiva?), con la misma necesidad de Tratamiento Terapéutico, que, por NO existir plazas en nuestra comunidad, fue derivado a un Centro de Conducta Terapéutico, donde coincidió con el mío, financiado por Menores de la Xunta, que hizo las mismas conductas de fuga y consumo y que sigue en su mismo centro Terapéutico. En el caso de mi hijo, Menores de Ourense no asumió las responsabilidades que le correspondían de la misma manera que SÍ hizo Menores de Pontevedra. Es decir, no solo hay discriminación económica (con el niño fuera del control de su padre con quien vivía en Vigo, Menores me hace firmar un documento en el que me hago cargo del gasto de un Centro Terapéutico, pues en Galicia NO había la plaza que mi hijo precisaba, cuando a la Xunta le resulta más barato pagar un centro privado que cualquiera de las plazas “educativas” y “terapéuticas” que tiene concertadas), sino también socio-legal (pues mi hijo, aún hoy NO está en un Centro terapéutico).
Porque mi “calvario” para dar respuesta a la problemática de mi hijo comienza cuando aparecen sus conductas disruptivas, las expulsiones del centro escolar, como mecanismo ¿resolutivo?, se suceden y NO hay plazas en los centros de Conducta, de la Consellería de Educación de la Xunta. Continúa cuando ya estando el niño en un Centro Terapéutico fuera de la Comunidad, en agosto/22, la Audiencia Provincial insta su salida considerando que ha de ser Menores quien lo derive y NO el Juzgado de Familia. Ese mismo mes, con todos los informes de mi hijo, solicito tal derivación. Y, mi sufrimiento continúa. Las instituciones no me ayudaron lo suficiente, aunque soy consciente de que alguna NO podía hacer más. La sensación que tuve, en todo momento, en las dependencias de Menores, fue la de “echar balones fuera”, que sea la familia quien resuelva. Y yo callando y firmando, interfiriendo lo menos posible, esperando que quitasen a mi hijo de la calle donde estaba haciendo lo que NO debía y al que yo “veía” muerto cada día que pasaba. Tardaron casi 6 meses en hacerlo -cuando ya NO les quedó otra-, meses que fueron cruciales para dar continuidad al tratamiento ya iniciado de mi hijo, que era lo único que les solicitaba. Y, cuando lo dejan en un Centro de conducta Terapéutico, cesan la Guarda, porque su tarea “ya había finalizado” y así pagaba esta mamá que ya había firmado. Pues NO finalizó, pues Menores de la ciudad de destino, a donde fue derivado de Menores de Ourense, mantuvo la supervisión sobre mi hijo mientras estuvo allí, a la par que gestionó su formación.
En Monteledo mi hijo tomó el gusto por la lectura, sobre todo la relacionada con su problemática y la motivación por las buenas notas que logra realizando 4º ESO, para lo que recibe clases del profesorado de la EPAPU que hasta allí se desplaza, estando muy motivado para finalizarlo. Tras 6 meses de dura “pelea”, con mi hijo como responsable y actor fundamental y las diferentes instituciones de quien depende (Fiscalía y Juzgado de Menores, Consellería, “entidades privadas sin ánimo de lucro”,...), para que le ayuden TODO lo que sea necesario, se vislumbra algo de luz al final del túnel, porque mi hijo, esta semana pasada, ya estuvo recibiendo parte del tratamiento terapéutico que precisa. La “pelea” continúa para que mi hijo siga su recuperación. Es como una “montaña rusa” y tal como sube y baja él, lo hago yo.
El Centro NO da apoyo a las familias, ni siquiera facilita que entre ellas se comuniquen, como sí ocurría en los centros de los que procede mi hijo. Necesitamos “cuidarnos” pues sostenernos, en todo el proceso, es muy complicado, sin el apoyo del centro. En las personas más próximas encontramos diferentes “ayudas”, hay quienes preguntan cómo sigue el proceso, quienes NO quieren saber, se protegen porque sufren también con este “calvario”, quienes saben más de lo que dicen, quienes apoyan (incluso económicamente), quienes no están de acuerdo, quienes nos proponen tomar un café, ir al cine, de cena, de fin de semana, de vacaciones, o a andar, y también hay a quienes por acompañar se les dice “cuidado con lo que cuentas”. También hay familias que buscan ayuda y otras prefieren NO visibilizar lo que les ocurre. Las familias que pasamos por este proceso, en este caso, en los Centros de Menores de Montealegre, necesitamos apoyarnos, porque esta situación de “montaña rusa”, en “solitario”, es muy difícil de llevar, y debemos sostenernos para poder hacerlo y porque así lo aconsejan y hacen quienes trabajan en estos contextos de dura experiencia. Por ello, para darnos sostén, formando grupo, es por lo que dejo este e-mail de contacto: