Varias colonias de ratas acampan en el Parque José Toubes y en los aledaños del parque infantil de Alexandre Bóveda. La presencia de los roedores se ha descubierto gracias a los trabajos de jardinería que se vienen desarrollando en la zona. Después de meses de abandono, los parterres han sido invadidos por la maleza y la basura y tan solo el ruido de las desbrozadoras ha obligado a las ratas a salir de estampida, ante el asombro de jardineros y viandantes.
Aún queda lo peor por hacer, ya que toda la silveira que rodea al parque infantil alberga también una colonia aún mayor que el parque Toubes. Las silvas alcanzan en algunos puntos los dos metros y ofrecen cobijo no solamente a las ratas, sino a una variada fauna compuesta por drogadictos que acuden a pincharse entre las zarzas, viandantes varios con apretones fisiológicos o amantes de Morfeo que encuentran entre la frondosidad de la nueva jungla una alcoba en el mismo centro de la ciudad y sin carga de alquiler.
El abandono de la zona viene ya de la nefasta etapa de Ferreiro, cuando el parque entró en una imparable decadencia, ya iniciada en la época de Negreira, cuyo concejal de Jardines (Martín) tuvo la “brillante” idea de alfombrar el perímetro del parque infantil con una especie de arbusto ocultador de basura que aún persiste y que amenaza con devorar cuanto le rodea. Ante el aspecto tercermundista de este céntrico barrio coruñés, ARCO IRIS solicita a los nuevos responsables de la jardinería coruñesa que se pongan de inmediato manos a la obra y eliminen los arbustos importados y las silvas autóctonas, en previsión de males mayores.
Y si para ello tienen que efectuar los trabajos de desbroce en horario nocturno (para evitarle a la población escenas dantescas), deben de hacerlo así. Cualquier cosa antes que someter a los niños al contacto con las miasmas de las ratas, que pueden transmitir desde la leptospirosis a la histoplasmosis, por no hablar de la peste negra. Esperamos que la señora alcaldesa imparta de forma urgente la orden de implantar una sencilla alfombra de césped vulgar en lugar de la jungla tropical, con fauna salvaje incluida, que tienen que padecer diariamente los habitantes de Cuatro Caminos.