El auge que últimamente han tenido los criptoactivos ha hecho que innumerables personas se hayan volcado a involucrarse en este tipo de inversiones. Antes de pedir un préstamo rápido por 200 euros (pikavippi 200e) e incorporarte a esta ola tecnológica, debemos lidiar con algunos asuntos para saber en qué nos estamos metiendo.
Si ya invertir supone algunas complejidades por el lado financiero, el asunto se complica un poco más con las implicaciones tecnológicas tan innovadoras implicadas en este nuevo mundo cibernético. Las criptomonedas conforman una evolución de las monedas tradicionales, que en principio se presentan como una alternativa al sistema bancario imperante.
Si no conocemos nada sobre cómo funciona el dinero, es mucha más la información que requerimos para invertir responsablemente en estas nuevas figuras fiduciarias.
¿Qué es el dinero fiduciario?
Las primeras representaciones del dinero tenían un valor implícito; es decir, valían por sí mismas. Nadie tenía que garantizar o redimir su valor. Eran piedras preciosas o monedas de oro o plata que tenían un valor intrínseco dado por su peso o cualidad.
Actualmente usamos unos billetes que naturalmente no tienen esas características de valor y solo los apreciamos porque hay un ente (Banco Central) que en apariencia es capaz de canjearlos en algo que realmente tenga valor. Claro que solo es una promesa.
A estos billetes o monedas que no tienen valor propio –al menos no tanto valor como el que figura en sus superficies– es a lo que llamamos dinero fiduciario (fiat money en inglés). Sin embargo y para poder cumplir la promesa de la que hablamos anteriormente, los Bancos Centrales deben emitir cantidades limitadas de los mismos, que guarden relación con el valor total de los bienes intercambiables existentes en un país.
Llegó el X Money
Esta nueva generación de “X Money” –parafraseando a los genéticamente alterados “X Men”– ni siquiera existe en forma de billete o moneda. Los facsímiles que podemos ver en Internet solo son para propósitos de mercadeo. Ese dinero lo podemos consultar en nuestros monederos electrónicos o e-wallets, lo podemos gastar o cobrar, pero no podremos tocarlos.
Las criptomonedas por naturaleza son altamente especulativas; es decir, no hay un ente centralizado que defina, regule y controle su valor. Simplemente se va revalorizando o no, dependiendo de la utilidad que aprecien sus usuarios y por lo que estarán dispuestos a convertir sus supuestos capitales reales por esta opción en donde ni una promesa tendrán.
Dentro de tanta incertidumbre la buena noticia es que, al pertenecer al mundo Internet, el valor de estas monedas está permanentemente monitoreado y no dependemos de estudios de organismos burocráticos para apreciar alguna devaluación o revaluación.
Criptomonedas empoderan al individuo ante la banca
Tampoco tenemos que esperar a que abra nuestra agencia bancaria para poder mover los fondos, ni cancelar costosas transferencias para hacer algún pago internacional. Y es que estas monedas rompen con la limitación nacional. Son monedas globales.
Saber si las criptomonedas llegaron para quedarse nos costará algo más de tiempo; sin embargo, ya representan una revolución en el mundo financiero en la que todo el mundo tiene su atención puesta. Las repercusiones a largo plazo tendrán que ver con el entendimiento del empoderamiento que esto supone de cada individuo, en contraposición a la tradicional supremacía bancaria.
Mucho queda todavía por estudiar –sin mencionar los detalles cibernéticos de la plataforma blockchain–, pero mientras hay que estar muy atento a lo que ocurre en el mundo financiero virtual. Por lo pronto no es mala idea visitar Raha247.fi, hacerse de algún dinero y abrir nuestro monedero electrónico; puede que el préstamo se pague solo.