La transformación de las cajas de ahorros gallegas en la Fundación ABANCA, bajo el mandato del entonces presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha dejado un rastro de interrogantes sobre el incierto y oscuro destino de un patrimonio de los galleg@s valorado en millones de euros. Lo que alguna vez fue un símbolo de la obra social gallega —con decenas de centros culturales, miles de obras de arte y un compromiso con el desarrollo comunitario— hoy parece diluido en una maraña de opacidad y presuntas irregularidades que benefician al banquero venezolano-español Juan Carlos Escotet, vinculado al chavismo.
La Metamorfosis Bajo Sospecha
En diciembre de 2013, mediante la Resolución publicada en el Diario Oficial de Galicia (DOG Núm. 242), Feijóo declaró de interés gallego a la Fundación Especial Novacaixagalicia Obra Social, allanando el camino para su inscripción en el Registro de Fundaciones de Interés Gallego. Este acto administrativo, aparentemente técnico, marcó el inicio de una transición turbia. La Caja de Ahorros de Galicia, Vigo, Ourense y Pontevedra —entidad histórica con un patrimonio acumulado durante décadas— fue convertida en una fundación cuyo control recayó progresivamente bajo la más insólita oscuridad y falta de transparencia en Escotet, presidente de ABANCA, entidad financiera heredera de aquel sistema de cajas.
Lo preocupante no es solo la conversión, sino la ausencia total de transparencia. Según documentos públicos, la fundación contaba con 41.000 metros cuadrados de espacios culturales, 1.500 piezas de arte —incluido un cuadro de Picasso, Bouquet de fleurs— y más de 1.500 volúmenes bibliográficos. Hoy, estos bienes han desaparecido sin inventario ni explicación, delante o detrás de una oposición política que prefiere enviar a los medios de comunicación, notas de prensa con lo bien que salen en las fotos y la falsa oposición.
El Silencio del Patronato y la Mano de Escotet sujetando el infladod e sus cuentas bancarias hacia la lista Forbes dejando detrás un rastro de denuncias, multas y condenas por corrupción.
El actual patronato de la fundación, máximo órgano de decisión, está presidido por un familiar de Escotet, según denuncias ciudadanas. En él están representadas instituciones clave: la Xunta, el Parlamento gallego, diputaciones provinciales y siete ciudades gallegas. Ninguna de estas entidades ha exigido cuentas claras sobre el patrimonio evaporado. Tampoco se han realizado auditorías independientes previas a la llegada de Escotet, lo que impide rastrear el destino de los activos.
La obra social, teóricamente destinada a fines benéficos y culturales, parece haberse convertido en un instrumento financiero. Denuncias señalan que los fondos se utilizan como "trampolín" para conceder préstamos bancarios a través de ABANCA, dirigidos a ciudadanos vulnerables, en lugar de destinarse a proyectos sociales. Esta práctica, lejos de cumplir los estatutos fundacionales, prioriza intereses económicos privados.
Feijóo, Sánchez Sierra y la Cortina de Humo
La complicidad política es evidente. Mar Sánchez Sierra, exdirectora de Comunicación de Feijóo, y Escotet aparecen vinculados en la gestión de cuentas de la Fundación Camilo José Cela y la de Abanca, según documentos archivados. Además, la Xunta ha inyectado subvenciones millonarias a las fundaciones de Abanca y Cela sin exigir rendición de cuentas, mientras el patrimonio original —adquirido con dinero público— se esfuma.
Llama la atención que, en 2009, bajo la supervisión de Feijóo, la entidad ya acumulaba denuncias por malversación relacionadas con la compra irregular de obras de arte. Sin embargo, ni la Fiscalía ni el Tribunal de Cuentas han investigado a fondo estos hechos.
Una Vaca Suiza con ADN de Os Peares en Tierras Gallegas
La metáfora citada en el DOG de 2013 —"aunque la vaca es rubia, no es gallega"— resulta profética. La Fundación ABANCA, con sede en Galicia, opera como un ente desvinculado de su territorio. Los bienes que alguna vez pertenecieron a los gallegos hoy figuran en cuentas opacas, mientras las sedes culturales cerradas y las obras de arte desaparecidas son fantasmas de un pasado reciente.
Llamado a la Investigación
Ante la inacción de las instituciones gallegas, organizaciones ciudadanas y medios independientes exigen una investigación urgente. ¿Dónde están los 11 centros culturales? ¿Qué pasó con el Picasso y las 1.500 obras de arte? ¿Por qué el patronato, repleto de representantes públicos, guarda silencio?
La ciudadanía gallega merece respuestas. La Fiscalía y el Parlamento deben auditar cada euro, cada obra, cada metro cuadrado desaparecido. Mientras Feijóo aspira a liderar la oposición nacional, su legado en Galicia se tiñe de sombras que solo la luz de la transparencia puede disipar.
Mientras tanto, la obra social de los gallegos sigue siendo un misterio... y un negocio.
Este artículo se basa en denuncias públicas y documentos oficiales accesibles. Se hace un llamado a las autoridades competentes a esclarecer los hechos aquí expuestos.
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