
EDITORIAL
La agresión que ha sufrido un guardia forestal a manos de un criminal incendiario marca un punto de inflexión definitivo en la lucha contra esta plaga. La Xunta de Galicia debe personarse como acusación en un proceso judicial que ya ha empezado mal, a causa de la incomprensible desidia judicial.
Parece increible, pero el-la juez(jueza) no ha ordenado el inmediato ingreso en prisión de este cavernícola. La situación indica a las claras que los agentes forestales se encuentran inermes frente a una violencia que va a más, ya que los infractores se consideran protegidos por una normativa excesivamente condescendiente. Es hora de implementar medidas disuasorias cuanto antes. Ya tardan.