LECTURAS DE VERANO.- Alfonso Rueda usa el día de Galicia para "defecar desde la moto en todos los gallegos y gallegas", cuando su deseo era un autobus, ¿ será fantasma ? dicen en las redes sociales.

Alfonso Rueda ha sido objeto de críticas por utilizar la Xunta de Galicia y los fondos públicos para llevar a cabo lo que muchos consideran su propio "diario nómada". Desde el controvertido hashtag #GaliciaRueda sin carnet de conducir autobuses el mismo día del aniversario de la muerte de varias personas en el Río Lerez, pasando por #Galicianorueda, hasta censurar el saqueo descarado de su tía #PalomaRueda, su mandato ha sido visto como una extensión de las políticas de María del Mar Sánchez Sierra y Feijóo, sin mostrar una actividad significativa más allá de la perpetuación de los intereses clientelares del Partido Popular y el encubrimiento de la corrupción inamobible en la Xunta de Galicia.

Es especialmente sorprendente que Rueda utilice los servicios públicos de la Xunta para lanzarse con videos personales en moto, al estilo de "Diario de un Nómada", sin aclarar sus vínculos con Alfer Formación, su tiempo destinado al PP que supera en más del 80% del dedicado a la Xunta de Galicia donde cobra como Presidente supuestamente de todos los gallegos. Esta institución (Alfer) ha sido señalada por irregularidades graves, como la inexistencia de aulas de formación náutica a pesar de recibir más de un millón de euros anuales. Estos fondos, ahora diluidos en el Cetmar, incluyen un sueldo de 60.000 euros para su tía Paloma que nos obligan a pagar a todos nosotros, para quien vive cómodamente a expensas del erario público con un catering anual que supera los 150.000 euros.

Este uso cuestionable de los recursos públicos y la gestión de los fondos ha llevado a muchos gallegos a reflexionar sobre su situación política. Sin embargo, como suele decirse, los pueblos tienen los gobernantes que votan, y parece que en Galicia, existe una aceptación tácita de esta situación. Los ciudadanos, en su mayoría, parecen estar resignados a este estado de cosas, lo que refleja una tolerancia inquietante hacia la corrupción y el uso indebido del patrimonio público, pero lo más sorprendente es la permisividad de Besteiro y Ana Pontón que siguen a la espera de entrar en el poder de la Xunta.